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LOS PUEBLOS DEL ENTORNO DE DONILLAS |
Por Ángel García Campo |
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Desde Donillas podemos acercarnos a cualquiera
de los pueblos que conforman el entorno y con los que desde siempre se ha
mantenido una relación directa. Sueros, La Veguellina, Villameca, Abano,
Quintana del Castillo, Culebros, Porqueros y el desaparecido Oliegos son los lugares que comparten lindes y propiedades con
Donillas.
A todos ellos podemos llegar a pie, excepto a Porqueros que dista unos 9
kilómetros.
Villameca, a menos
de 1 kilómetro de distancia, es el más cercano y podemos llegar a él
por carretera o bien por los caminos de fincas que les unen.
Fue pueblón en tiempos no muy lejanos venido a bajo al igual que el resto
por la emigración de sus gentes. A pesar de ello disfruta el pueblo de una tienda,
la
de Abilio, el bar de Carlos y la taberna de Germán, abierta por el año 1931.
Llegando desde Donillas por la carretera, entramos en Villameca y nos
encontramos el edificio que, construido en 1894, sirvió como escuela a la
fundación Sierra Pambley, donde se ampliaban las enseñanzas a los jóvenes de
la comarca.
Un poco más arriba, la iglesia, nos hace recordar que este pueblo fue sede
de la Cofradía de Santa María Magdalena a cuyo cargo estaba el hospital de
la localidad de Cerezal.
Saliendo hacia el embalse nos encontramos con lo que durante años fue el
cuartel de la Guardia Civil, hoy en ruinas. Seguidamente el edificio de la
Mancomunidad de La Cepeda y al final del recorrido casi junto al cementerio
viejo, la ermita de la Vera Cruz. Fue construida en el siglo XVII, en época
de peste, por la propia cofradía. Las imágenes que un día formaban parte de
su interior, se encuentran en el museo de Los Caminos de Astorga. Cabe
mencionar una inscripción
en el propio interior, que hace mención al enterramiento de doña Victoria de
Omaña, hija de los señores Ares de Omaña y Quiñones, y de doña María de Santillana, esposa de Miguel de la Calzada, fechada en 1631.
Desde este punto podemos dirigirnos hacia la falda y cima del monte San
Bartolo, desde donde podremos divisar La Cepeda con sus pueblos y el embalse
de Villameca.
Si el ascenso no nos agrada en demasía, podemos encaminar nuestros pasos
hacia la parte antigua de Villameca donde encontraremos el río y su vega con abundante vegetación
entre la que
pasear y empaparse de tranquilidad y sosiego.
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Sueros. A 4 kilómetros por carretera o por camino
de vega o de monte.
Es aún el mayor y el mejor urbanizado de
todos ellos.
Hasta 1888 fue capital del ayuntamiento que abarcaba, por aquel entonces,
los municipios de los actuales Quintana del Castillo, parte del de Ponjos en
Valdesamario y parte del de Villamejil. Actualmente pertenece al ayuntamiento de Villamejil
junto a Castrillo, Cogorderos, Fontoria, Quintana de Fon y Revilla.
Cuenta con farmacia, bares, supermercado, sucursal bancaria, casa de cultura
y el colegio comarcal Manuel Cabezas.
Salen del pueblo carreteras que nos llevarán camino del Bierzo o hacia Las
Omañas o camino de la Rivera, según se nos antoje el día.
Por él pasa el río
Tuerto y a él llegan los arroyos Vuelgas y Presilla.
Su iglesia del siglo XVIII fue dedicada a
Santa María Magdalena hasta que a comienzos del siglo XIX se cambió a San
Pedro.
Tiene un crucero en memoria de la ermita que la Cofradía de la
Vera Cruz poseía en el pueblo.
La fiesta mayor se celebra el 15 de mayo, día de San Isidro Labrador, teniendo
lugar el ya tradicional concurso de arada.
No olvidaremos mencionar el que hasta hace algunas décadas se celebraba un
gran mercado, donde se daban cita multitud de personas llegadas de todos los
lugares del contorno y donde podían comprar y cambiar productos, animales,
aperos, útiles, etc. ,etc.
Al igual que el pueblo de Abano, Sueros conserva una laguna llamada Laguna Gallega.
Es la mayor de todas las existentes en la zona con una superficie de 5
hectáreas. Se
localiza a unos 4 kilómetros del pueblo y aunque prácticamente desaparece en
los meses de estío, el resto del año, podemos ver patos, garzas, ranas y
otras aves. Esta laguna ha tenido gran importancia al estar situada en la
Cañada de La Vizana, ruta de trashumancia, donde
se paraban los rebaños para beber y descansar.
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La Veguellina. Accedemos a
él tras recorrer unos 5 kilómetros por los caminos de Pozuelo y Valladares o
por carretera.
Asentado al lado del río Vuelgas tubo molino harinero, que molió durante la
guerra de forma autorizada.
Pertenece al ayuntamiento de Quintana del Castillo.
Históricamente ligado a Abano y Castro con los que que se
integraba en una misma población a efectos religiosos y civiles.
Ya en la primera mitad del XIX se documenta, en el Diccionario de Madoz,
la existencia de una escuela para los niños de las tres poblaciones.
Existió una gran casa solariega con capilla familiar perteneciente a los
Marqueses de Astorga, hoy en ruinas.
El elemento de mayor interés, sin duda, lo encontramos en la Corona, montaña
situada al borde de las casas del pueblo. En la cima se encuentran los
restos de una explotación aurífera romana. La técnica de extracción era el
"ruina montiun", la misma que utilizaron en Las Médulas. El agua procedería
de San Feliz y Villarmeriel.
En este mismo lugar, tiempo adelante, se construyó un castillo (¿de San
Cristóbal?) que en el 1210 perteneció a
Pedro Andrés, obispo de Astorga, cedido por Alfonso IX. En el siglo XIV pasó
a posesión de los Cepeda, señores
de la Comarca, llegando a manos de Isabel de Rojas y al Marquesado de
Astorga. Con el inexorable paso del tiempo se fue cayendo hasta desaparecer
en su totalidad. No obstante la leyenda cuenta que estuvo en manos
de un rey moro encargado de acuñar monedas de plata y oro formando de esta
manera un gran tesoro.
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Médulas
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Vista del pueblo |
Construcción típica |
Abano.
A dos kilómetros y pico si vamos por el camino que les une directamente.
Es un paseo muy agradable entre vegetación, por terreno de monte hasta
alcanzar la "Mata Tapiolas". De aquí en adelante nos encontramos
con el verdor de los prados del Coto de Ábano, Las fincas y huertas de
Los campos y La Linar e incluso podemos hacer un alto para beber en la
fuente que lenta pero sin pausa tenemos al lado del camino.
Entramos en Abano viendo y escuchando alguna rana despistada que aún
queda en una de sus lagunas; De paso diremos que tiene dos hermosas
lagunas, y que tuvo hace años otra más dentro del pueblo, enfrente de la
iglesia, junto a la casa de Sagrario.
Nombrada la iglesia diremos que es relativamente nueva y que posee un
interesante retablo en el que podemos ver al santo patrono del pueblo:
San Juan Bautista.
Al pueblo, diseminado en una amplia zona, apenas le queda gente y casas
pero es el único en el que podemos ver un tejado de paja.
También conserva un horno recientemente restaurado y una de sus casas de
piedra que perteneció a Don Pedro Regalado en la que se puede apreciar
un escudo heráldico.
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Quintana del Castillo.
Es un pueblo con mucha historia al que
llegaremos después de recorrer por camino y carretera unos 3 kilómetros.
Desde 1888 es sede
del Ayuntamiento después de que Sueros dejara de serlo.
Vinculados a este pueblo encontramos a la familia Bardón,
Emilio Bardón quien proyectó el embalse de
Villameca y su sobrino, Cayetano A. Bardón quien escribió el libro "Cuentos en
dialecto leonés" avalado por Menéndez Pidal.
Al lado del pueblo se encuentran los restos de lo que fue el castillo de
San Cristobal, perteneciente a los señores de Cepeda. Hoy solamente
podemos ver restos de los muros y el lugar donde estaba el pozo.
También Quintana conserva una pequeña laguna donde se refugian ranas y
pequeñas aves.
Por el centro del pueblo y al lado de la iglesia pasa el río Gándara, de
lecho pequeño pues su caudal es siempre escaso, pero suficiente para
llenar de vida y alegría sus orillas.
La iglesia, bien conservada, guarda en su interior la talla de un Cristo
renacentista y una imagen de San Zoilo.
Frente a la iglesia se encuentra el Ayuntamiento, en cuya plaza se eleva
un crucero, recordando la existencia de
una ruta de peregrinos que cruzaba La Cepeda.
Más datos:
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http://perso.wanadoo.es/navifa/index.htm | |
Culebros.
Se encuentra hacia el oeste, después de pasar Villameca, a
unos 3 ó 4 kilómetros de Donillas.
Pueblo pequeño igualmente mermado por la emigración, cuyo nombre en
contra de lo que pueda parecer, hace mención, no a reptiles, sino a
los abundante rayos que se generan en épocas de tormenta.
Cuenta con bar, "los caballos", donde se dan cita numerosas personas
en su ir y venir de La Cepeda al Bierzo y donde se pueden celebrar
comidas y cenas por encargo.
La iglesia está construida con los restos bajados desde el convento
de Los Hospitalarios, que se erguía en el
Cueto de San Bartolo.
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Oliegos.
Apenas quedan un montón de paredes en pie de lo que fue un
pueblo próspero y hermoso. Hoy duerme la mayor parte del año oculto
bajo las aguas del embalse de Villameca.
Llegar a él, cuando el embalse está vacío, es un paseo grato y lleno
de melancolía. Si, por el contrario el embalse tiene agua, hay que
aumentar el recorrido varios kilómetros más, pasando por
Palaciosmil.
De cualquier manera, se ubicaba en el estrecho valle del Tuerto,
dejando a este discurrir por su lado, y del que utilizaban su agua
en los molinos, hasta 10, y en el riego. Las huertas que se
encontraban más altas que el cauce se regaban con el agua que subían
con una noria movida por vacas.
Fue muy importante para la comarca el trabajo de sus herrerías donde
se forjaban toda clase de hierros.
Pero del trajín de sus calles ya no quedan testigos solo el monte
San Bartolo, cuya ladera sigue cobijando los restos y los recuerdos.
En el año 1945, al comenzar el llenado del embalse, se vieron
obligados a salir de su querida tierra e irse a Foncastín,
Valladolid, un lugar muy distinto al vergel que les obligaron a
abandonar.
Más datos: "Oliegos en el recuerdo" |
Porqueros.
El más alejado de todos los anteriores pero igualmente interesante y
bucólico.
Su nombre hace referencia a un lugar propio para jabalíes.
Su demografía, igual que la del resto, cayó bruscamente a pesar de
haber llegado a tener hasta 500 habitantes.
Esta importante población surgió gracias a la llegada del
ferrocarril y los servicios que con él acarreaba.
Lo surca el río Porcos del que se valían los tres molinos harineros
que funcionaron durante largo tiempo y de los que actualmente
funciona uno.
Quedan restos de los canales romanos que salían desde este lugar
para la extracción del oro en las medulillas de Zacos y también
existen restos de un castro.
La iglesia guarda una interesante custodia donada por los condes de
Catre al igual que una pila bautismal medieval.
Más datos:
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